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Aproximadamente a partir de los 25 años de edad empiezan a manifestarse los primeros signos de envejecimiento en la superficie de la piel. De entrada aparecen líneas finas, y con el transcurso del tiempo, llegan a percibirse arrugas, pérdida de volumen y pérdida de densidad.

Nuestra piel envejece por una variedad de motivos diferentes. De estos motivos no todos son inevitables y no pueden cambiarse. No obstante, los demás pueden ser controlados en cierto grado mediante un enfoque integral para la prevención.
Conocer la manera en la que los factores internos y externos afectan a la estructura y función de la piel puede contribuir a elegir opciones sobre el tratamiento y la prevención.

Signos Y Síntomas

Signos visibles del envejecimiento de la piel

Existen tres manifestaciones principales del envejecimiento de la piel en general. Cada una de ellas afecta a la apariencia de la cara de una manera diferente.

La estructura de la piel cambia con el transcurso del tiempo. Las arrugas suelen ser los primeros signos visibles de estos cambios.
Uno de los signos de la pérdida de volumen es una flacidez de la cara, que da lugar a zonas de piel laxa.
Cuando la estructura de la piel está deteriorada, se hace evidente una pérdida de densidad. Esta situación aparece a menudo junto a una piel de aspecto más apagado, que se percibe más delgada.

Arrugas
El primer signo perceptible del envejecimiento a partir de los 25 años es la presencia de líneas finas y de arrugas. Estas líneas finas aparecen en diferentes zonas de la cara y son los signos de envejecimiento que se reconocen más fácilmente. Las líneas finas de expresión son las primeras en aparecer. Estas arrugas pequeñas y poco profundas tienden a percibirse en los ángulos externos de los ojos. También se conocen como líneas de la risa o patas de gallo. Así mismo pueden localizarse líneas finas en las mejillas. En la frente, las arrugas se perciben como líneas horizontales, que son provocados por la expresión facial y tienden a volverse más profundas conforme pasa el tiempo. Las líneas verticales que se forman entre las cejas, de menor tamaño, son causadas por el ceño fruncido.

Las arrugas más profundas que se forman entre la nariz y la boca, reciben el nombre de pliegues nasolabiales. Están vinculadas con la flacidez de la piel y a menudo se asocian con una pérdida de volumen.

Pérdida de volumen

En ocasiones difícil de identificar, una pérdida de volumen también se conoce como piel flácida, pérdida de los contornos, cuello de pavo, piel de pollo o "aspecto contraído". A diferencia de la pérdida de la densidad o de las arrugas, cambia el aspecto general de la cara de un modo transformador pero difícil de identificar con precisión. Lo más evidente es que la disminución de volumen y el contorno facial laxo asociados a la pérdida de volumen, pueden conferir al rostro un aspecto negativo, triste o de fatiga. A su vez, esto puede dar lugar a percepciones incorrectas del estado de ánimo o de la imagen de una persona.

Pérdida de densidad
Más común en mujeres en edad postmenopáusica, la pérdida de densidad se manifiesta en la superficie en forma de piel más delgada y débil. "A diferencia de las arrugas o pérdida de volumen, la pérdida de densidad afecta a la piel de todo el rostro, en lugar de ser un problema que se asiente en determinadas áreas". A menudo se asocia a las arrugas más profundas y aparece junto a una disminución de la luminosidad y una tendencia a una piel más apagada.

Causas Y Desencadenantes

En lugar de obedecer a una única causa, la piel envejece debido a una combinación de factores, tanto internos como externos. El conocimiento de estas causas contribuirá a crear un enfoque integral para la prevención de los signos del envejecimiento de la piel

El envejecimiento afecta a cada capa de la piel

Los cambios dentro de las capas de la piel se manifiestan en la superficie como signos de envejecimiento.

Capas epidérmicas
Una renovación celular más lenta y una disminución de la producción de lípidos en la superficie de la piel significan una mayor probabilidad de aspereza y sequedad. A medida que esta capa concreta de la piel envejece, se vuelve más sensible a la luz UV. La piel es menos eficiente en la curación de sí misma, y una reducción de la función inmunitaria puede dar lugar a un aumento de las infecciones de la piel, conjuntamente con una cicatrización más lenta de las heridas.

Capas dérmicas
A partir de los 25 años de edad, existe una disminución del 1% anual del colágeno, uno de los "ladrillos de construcción" de la piel. Junto con una disminución de la elastina, esto da lugar a una desorganización del tejido cutáneo. La estructura de la piel se deteriora y es más probable la aparición de arrugas. La elasticidad se reduce, lo que hace que la piel sea más propensa a lesionarse y a que se rompan vasos capilares. La reducción del flujo sanguíneo significa un suministro menos eficiente de nutrientes y oxígeno a la superficie. Esto conduce a una disminución del brillo rosado del que goza la piel joven.

Capas subdérmicas
En las capas más profundas, los cambios más notables residen en el tamaño y el número de las células que almacenan lípidos en la capa adiposa. Esta disminución ejerce un impacto sobre la pérdida de volumen, y puede conducir a su vez a la formación de arrugas profundas, mejillas hundidas y una alteración de la cicatrización de heridas.

El envejecimiento se acompaña de cambios que se producen en cada capa de la piel, lo que afecta tanto a su forma como a las sustancias que contiene.

Causas internas del envejecimiento

Algunas de las causas del envejecimiento de la piel facial son inevitables y no pueden cambiarse. Nuestra edad biológica determina los cambios estructurales en la piel y la eficiencia de las funciones celulares. Estas funciones declinan a medida que pasan los años.

En la piel joven, las fuertes relaciones entre las capas se traduce en un suministro eficiente de humedad y de nutrientes a las capas más visibles.
Con el transcurso del tiempo, estas conexiones y sistemas declinan, llegando a ser menos eficientes. El resultado es una piel visiblemente envejecida.

Un suministro sanguíneo más deficiente a la piel dificulta el aporte de nutrientes y oxígeno a la superficie cutánea. Predomina un tono de piel más apagado y desaparece el brillo rosado que es una característica de la piel joven.

La genética desempeña un papel clave en el modo en que la piel envejece. La raza y el tipo de piel con que nacemos marcan una diferencia en la rapidez con que aparecen los signos de envejecimiento en la superficie de la piel. Por ejemplo, una piel sensible clara es propensa a presentar arrugas a una edad más temprana, mientras que la piel asiática puede ser propensa a un tono de piel desigual y las arrugas aparecen a una edad más tardía. La sequedad inducida por la edad puede ser causada también por el carácter genético específico de las personas.

Lea más acerca de cómo influye la raza sobre su piel

Causas externas del envejecimiento

Los factores externos que afectan a la velocidad del envejecimiento cutáneo se deben, todos ellos a un solo proceso, el estrés oxidativo. Se trata de la liberación de moléculas llamadas radicales libres o especies de oxígeno reactivas, en el organismo. La teoría del envejecimiento basada en los radicales libres afirma que envejecemos debido a la acumulación de daños causados por los radicales libres con el transcurso del tiempo. Un radical libre es un átomo o molécula muy volátil, que consiste en un único electrón no apareado en su capa externa. La mayoría posee una amplia capacidad de dañar todas las estructuras celulares, incluyendo lípidos y proteínas.

En circunstancias normales, los radicales libres son capturados y neutralizados por los antioxidantes de la piel, es decir, moléculas con la capacidad para captarlos y detenerlos. No obstante, con el transcurso del tiempo, disminuye la capacidad de la piel para desactivar los radicales libres. El resultado es el daño a todos los componentes de la célula cutánea. El estrés oxidativo se acelera y desencadena por diversos factores relacionados con el estilo de vida.

Las pecas y la hiperpigmentación son el resultado del intento de la piel para protegerse a sí misma de los efectos dañinos del sol.
La contaminación propia de las ciudades puede acelerar los efectos del daño causado por los radicales libres, especialmente cuando se combina con la exposición al sol.

Sol
La exposición a los rayos solares es el principal factor externo responsable del envejecimiento cutáneo por estrés oxidativo. El daño a la piel causado tanto por la exposición prolongada como por la exposición diaria a los rayos UV es llamado fotoenvejecimiento, que también es responsable de la pigmentación desigual.

Contaminación
Permitir que la piel se exponga a la contaminación, con mayor frecuencia en las ciudades, puede desencadenar la liberación de radicales libres que dañan la piel. Además, la contaminación empeora los efectos de la exposición solar acelerando el estrés oxidativo.

Tabaquismo
Los productos químicos y la nicotina que contienen los cigarros son responsables del ascenso rápido de la cantidad de radicales libres presentes en la piel. Al igual que la contaminación, intensifican los efectos de la exposición al sol, lo que lleva al estrés oxidativo.

Nutrición
Los antioxidantes son moléculas dotadas de la capacidad para neutralizar los radicales libres que dañan la piel y aceleran su envejecimiento. Una dieta con carencia de antioxidantes no contribuirá en absoluto a retrasar el envejecimiento cutáneo en general. No obstante, la ingesta de grandes cantidades de frutas y verduras ricas en antioxidantes puede convertirse en una herramienta fundamental en el abordaje integral de la prevención del proceso de envejecimiento.

Cuidado demasiado precario
Una piel que está mal cuidada envejecerá más rápidamente. Una limpieza a conciencia mediante la utilización de productos apropiados para el tipo de piel, conjuntamente con la aplicación regular de productos para el cuidado cutáneo, orientados al problema principal de la piel, puede influir en gran medida sobre su salud. Una parte fundamental de la prevención es el empleo de protección solar efectiva en caso de exposición a la luz solar.

Soluciones

Reducir al mínimo los efectos del envejecimiento

El conocimiento del proceso de envejecimiento cutáneo permite adoptar decisiones sobre el modo de tratarlo. Los tres signos clave del envejecimiento: pérdida de volumen, pérdida de densidad y arrugas se examinan con más detalle en otros artículos.  Tanto la reducción al mínimo de los efectos del envejecimiento como la prevención del envejecimiento ulterior pueden lograrse a través de un enfoque integral.

Este enfoque implica el análisis, y el cambio subsiguiente, en ámbitos del estilo de vida y del cuidado.
Un sueño provechoso puede ayudar en el enfoque preventivo natural del envejecimiento.
Comer más de la clase correcta de alimentos puede formar parte del enfoque natural de la prevención.

Estilo de vida
Dado que el estrés oxidativo es la causa principal del envejecimiento cutáneo externo, cualquier cambio en el estilo de vida debe orientarse a reducir al mínimo sus efectos en la mayor medida posible.

Nutrición
Una dieta saludable, rica en frutas y verduras asegurará una ingesta de antioxidantes que pueda ayudar a limitar los efectos dañinos de los radicales libres en la piel. Aunque debe incluir la mayor variedad posible, algunos alimentos son conocidos por su nivel particularmente elevado de antioxidantes y podrían incluso producir un efecto protector de la piel: zanahorias, durazno y otras frutas y verduras anaranjadas y amarillas, arándanos, verduras de hoja verde, pimientos dulces, tomates, frijoles y otras legumbres, pescado, especialmente salmón, y nueces.

Además de elegir los alimentos adecuados, hay evidencia que sugiere que algunos deberían evitarse. Se ha encontrado que una dieta altamente rica en grasas y carbohidratos fomenta un envejecimiento más acelerado.

Tabaquismo
El tabaquismo acelera el envejecimiento notablemente, reduciendo la elasticidad y dando lugar a un tono cutáneo apagado. Dejar de fumar ayudará a mejorar la apariencia de la piel al excluir los productos químicos y la nicotina presentes en los cigarros.

Cuidado de la piel
La piel cambia en cada una de las etapas de la vida y la forma en la que se cuida debe reflejar sus necesidades.

Una buena rutina de cuidado de la piel es una parte esencial de un enfoque integral para el tratamiento de todos los signos del envejecimiento: pérdida de volumen, pérdida de densidad, arrugas y procesos relacionados, tales como sequedad inducida por la edad o piel sensible envejecida.

La limpieza facial regular puede eliminar los productos químicos causantes del estrés oxidativo.
Las mascarillas oculares hidratantes y las mascarillas faciales hidratantes pueden mejorar el aspecto de la piel.

Si su piel está sana, un buen cuidado asegurará que permanezca en ese estado. Si no, una rutina constante puede ayudar a mejorarla. Una rutina de cuidado de la piel debe constar de tres pasos, limpieza, cuidado y protección solar.

La limpieza elimina el maquillaje, la suciedad y los productos químicos de la piel. Este paso es crucial, dado que la presencia de productos químicos en su superficie como consecuencia de la contaminación puede ser un desencadenante de estrés oxidativo.

Cuidar significa reabastecer e hidratar la piel utilizando los productos adecuados para el signo de envejecimiento que constituya el problema principal. El tratamiento del problema con los productos correctos y sus activos como acido hialurónico, saponina o coenzima Q10, puede mejorar el aspecto de la piel. La protección de la piel de los rayos UV es el paso más importante en la prevención de los signos del envejecimiento cutáneo ulterior. El producto con FPS que se utilice debe seleccionarse teniendo en cuenta el tipo de piel y el problema cutáneo.

Lea más acerca de la protección solar facial


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